12 de julio de 2010

Parashat Devarim

Eijá es una palabra muy fuerte que nos conduce a preguntarnos las razones de la destrucción.


El pueblo de Israel vive días difíciles en todo el mundo y en su propia tierra. Cuando se acerca el mes de av nos esforzarnos para sentir el duelo y para elaborarlo. Para aprender qué nos sucedió y poder superarlo. No es fácil. Como no es fácil alegrarse cuando comienza el mes de Adar, y para ello debamos esforzarnos.

La lectura de nuestra parashá que está unida siempre a la haftará que es el primer capítulo de Ieshaiahu, nos introduce al libro Eijá –de las Lamentaciones-, del 9 de av.


Los tres textos  están unidos por la palabra Eijá - ¿Cómo? -. Moshé nos dice "¿-Eijá -Cómo puedo seguir ocupándome de todos los problemas, las cargas y los pleitos de ustedes?" Ieshaiahu (1:21) describe la situación del pueblo judío ciento cincuenta años antes de la destrucción con estas palabras: "¡-Eijá -Cómo se ha prostituido la ciudad fiel! Antes estaba llena de justicia. La rectitud moraba en ella, pero ahora sólo quedan asesinos." Irmiahau ya habla en los días de la misma tragedia de la destrucción (Eijá 1:1; 2:1; 4:1).


"-Eijá - ¡Cómo  se encuentra desolada la que fue ciudad populosa! ¡Tiene apariencia de viuda la que fue grande entre las naciones! ¡Hoy es esclava de las provincias la que fue gran señora entre ellas!". "¡-Eijá -Cómo oscureció H' en su ira a la hija de Sión! Derribó del cielo a la tierra la hermosura de Israel; no se acordó del estrado de sus pies en el día de su furor". ¡-Eijá - Cómo se ha ennegrecido el oro! ¡Cómo ha perdido el oro puro su brillo! Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles."


Tres profetas tienen visiones diferentes de pueblo judío en épocas diferentes y reaccionan con la pregunta ¿Eijá? – ¿Cómo es posible? Ellos ven lo que otros quieren no ver, sienten lo que otros reprimen. Se lamentan cuando los otros no perciben aún la tragedia. Gimen y lloran también por esa indiferencia. Por quienes al no apreciar la gravedad de la situación, no actúan. Las palabras de los profetas no son solamente lamentaciones ni descripciones de la realidad. Hay en ellas suficiente material para aprender y actuar. Sus amonestaciones y apercibimientos no son para castigar al pueblo sino para despertarlo. Lamentablemente no siempre lo logran, pero igualmente no renunciar al mandato recibido.

En el caso de Moshé, cuyo plañido leemos esta semana, el pueblo se encontraba aparentemente en un momento excelente. Tranquilo. Sin amenazas. Sin enemigo visible. Sin preocupaciones económicas. Sin embargo, el anciano líder se lamenta. Al grado que sus palabras firmes y concretas se interpretan por Sforno y por otros exegetas, como mucho más duras que lo que ya de por sí suenan a nuestros oídos. Moshé percibe lo que sucede con el pueblo. Hace un diagnóstico y suspira por él. Llora por su pueblo. Gime por su destino. Solloza por su propio fracaso al no haber podido educar a la generación que tuvo a su cargo. No pudo evitar que la gente se pelee, -dice Sforno-, pese a que estaban por entrar ya a la tierra de Israel. Debió nombrar un juez cada diez personas para hacer justicia en las demandas comerciales, en la manera de proveer las necesidades de las personas, en las discusiones por cualquier tema. Rashí es más agudo aún y vale la pena releerlo.


Moshé descubrió con tristeza que no hace falta que el enemigo asedie para que la situación interna sea mala. La falta de solidaridad, la envidia, la búsqueda de lo negativo, las riñas por pequeñeces, la competencia, son el ácido que consume a la sociedad. Ieshaiahu no ahorra adjetivos para describir la situación del pueblo, cuando nos dice en el fragmento arriba citado: "¿Cómo te has convertido en ramera, tú, la ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad, ¡pero ahora la habitan los homicidas! Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está mezclado con agua. Tus gobernantes son rebeldes y cómplices de ladrones. Todos aman el soborno y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano ni llega a ellos la causa de la viuda. Por tanto, dice H' el Señor de los ejércitos, el Fuerte de Israel: « ¡Basta ya! ¡Tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios! Volveré mi mano contra ti, limpiaré hasta con lejía tus escorias y quitaré toda tu impureza". Aquí el profeta aporta la solución diciendo que "Haré que tus jueces sean como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán "Ciudad de justicia", "Ciudad fiel", y por fin, "Sión será rescatada con juicio y sus arrepentidos con la justicia". Pero, antes, en el versículo 8 ya describe la situación concreta con estas palabras: "La bella Sión ha quedado como cobertizo en un viñedo, como choza en un melonar, como ciudad sitiada", después que Asiria limpiara la tierra de habitantes. ¿Cómo se comportaban los judíos en ese tiempo? El profeta (22:12) vuelve a describir la situación diciéndonos: "En aquel día H', el Señor Todopoderoso, los llamó a llorar y a lamentarse, a raparse la cabeza y a hacer duelo. ¡Pero miren, hay gozo y alegría! ¡Se sacrifican vacas, se matan ovejas, se come carne y se bebe vino! « ¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos!». Los que tienen, miran su presente pero no perciben el futuro. No desean luchar contra la corrupción, no quieren salir de la situación. Aprovechan los últimos momentos para llenarse de los bienes materiales.


Irmiahu, con sus profecías desafió la política de los reyes de Judea y anunció el castigo de H' por la violencia y corrupción social, - "Hablan de paz, pero no hay paz,"- amonestó.

En el año 587 Nebujadnetzar derrotó a Israel, llevó cautivos a las personas importantes y esclavizó a miles más, mató al rey y destruyó el Templo de Ierushalaim. Y, hoy, todavía lo lloramos, como lloramos la destrucción del segundo por obra de los romanos.

Pero, hoy, también somos más concientes de las causas de esas tragedias. En las breves palabras de Moshé en nuestra parashá está toda su esencia. La haftará en las palabras de Ieshaiahu, sólo las actualiza. La clave está en Eijá. Por ello, Irmiahu, pone en nuestras endechas la misma pregunta.

En su respuesta correcta, está la solución.

Ieshaiahu la resumió así: "Sión será rescatada con juicio y sus arrepentidos con la justicia".

¿Nosotros ya hicimos nuestro resumen? Los próximos son días más que propicios para ello.



Shabat Shalom desde Sión,

Rab. Yerahmiel Barylka


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