9 de febrero de 2011

Visite Visión Judía - el nuevo sitio de Yerahmiel Barylka


Parashat Tetzavé

Moshé solía decir: Que la ley atraviese la montaña (siguiéndosela estrictamente), ya que está escrito “porque el juicio es de H’” (Devarim 1:17). Pero, Aharón amaba la paz, buscaba la paz y procuraba hacer la paz entre el hombre y su prójimo, como está escrito: “En su boca había instrucción fidedigna; en sus labios no se encontraba perversidad. En paz y rectitud caminó conmigo, y apartó del pecado a muchos” (Malaji 2:6).



Una lectura detenida de la parashá de esta semana, nos permite meditar en las relaciones que existían entre los hermanos Moshé y Aharón, y más aún en las que atañen a la autoridad política respecto a la sacerdotal.

La parashá nos consagra la división que H' quiere que exista entre el sacerdocio y la conducción política. El cohen debe servir al pueblo pero no debe tomar decisiones por el pueblo. Debe estar en el mishcán. Debe amar la paz y acercar a las personas al cumplimiento de la Torá, en ese objetivo Aharón triunfó y nos dejó maravillosas enseñanzas.

Ni Moshé ni Aharón fueron elegidos para sus puestos en forma democrática, por lo que no le debían su trabajo a sus electores, sino únicamente al Gran Elector.

Moshé, no tiene posibilidades de ejercer el sacerdocio. No puede ser el representante de la gente frente a H’, ya que él está más allá del pueblo. Se crió en el palacio de Faraón, salió de Egipto dejando a sus hermanos allí, tomó esposa de otra cultura, y cuando asciende a las alturas espirituales está solo. Aislado. Distanciado de las personas. No las oye. No las entiende. Y, cuando tiene que actuar lo hace sin que le tiemble la mano. Sin vueltas ni rodeos.  Haciendo lo posible para que “que la ley atraviese la montaña” y no se aparte de su senda. Tarea que, como hoy sabemos, no le fue tampoco fácil. Liderar a los hijos de Israel es un desafío no tan simple. Hasta el mismo Moshé sufrió en carne propia las revueltas y las resistencias de su pueblo, que siempre busca un espacio para maniobrar y acomodar las normas a sus necesidades. 

Y, la parashá, nos enseña que el poder político debe ejercerse en diálogo con el Cohen, que tendrá a su cargo, el cuidado de la tradición. Moshé y Aharón dialogaban, pero, cada uno cumplía con sus funciones. Lo más probable es que en más de una ocasión no estuvieren de acuerdo, pero, las funciones estaban definidas y ello evitaba conflictos.

Vayamos pues a la parashá. En ella encontramos la detallada descripción de las ropas del cohen, entre ellas dos elementos de mucha significación. "Y harás el pectoral del juicio, obra de hábil artífice; lo harás como la obra del efod: de oro, de tela azul, púrpura y escarlata y de lino fino torcido lo harás. Será cuadrado y doble, de un palmo de largo y un palmo de ancho. Y montarás en él cuatro hileras de piedras. La primera hilera será una hilera de un rubí, un topacio y una esmeralda; la segunda hilera, una turquesa, un zafiro y un diamante; la tercera hilera, un jacinto, un ágata y una amatista; y la cuarta hilera, un berilo, un ónice y un jaspe; todas estarán engastadas en filigrana de oro. Las piedras serán doce, según los nombres de los hijos de Israel, conforme a sus nombres; serán como las grabaduras de un sello, cada uno según su nombre para las doce tribus". (Shemot 28:15-21). Y, el otro, "Harás también una lámina de oro puro, y grabarás en ella, como las grabaduras de un sello: Consagrado a H'. La fijarás en un cordón azul, y estará sobre la tiara; estará en la parte delantera de la tiara. Y estará sobre la frente de Aharón, y Aharón quitará la iniquidad de las cosas sagradas que los hijos de Israel consagren en todas sus ofrendas santas; y la lámina estará siempre sobre su frente, para que sean aceptadas delante de H' (28:36-38).

Los dos juegos de vestimentas descritos aquí, nos dan a entender la función del cohen como representante del mensaje divino entre el pueblo y su sirviente. Su asiento será el mishcán lugar que permite el diálogo entre el pueblo y su D-os. La función del cohen será heredada de padres a hijos por todas las generaciones. A partir de ahora: “… harás que se acerque a ti, de entre los hijos de Israel, tu hermano Aharón, y con él sus hijos, para que me sirvan como sacerdotes: Aharón, con Nadav y Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aharón”. (28:1).

Ello sucede a siete días de haberse erigido el mishcán… en ese momento, H' elige entre uno de los hermanos para darle el cargo de sacerdote en detrimento del otro, o si se desea, prefiere a uno para el cargo de líder.

Recordemos que acerca de Aharón habíamos leído cuando "Moshé dijo a H': Por favor, Señor, nunca he sido hombre elocuente, ni ayer ni en tiempos pasados, ni aun después de que has hablado a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua…  Entonces se encendió la ira de H' contra Moshé, y le dijo: ¿No está tu hermano Aharón, el levita? Yo sé que él habla bien. Y además, he aquí, él sale a recibirte; al verte, se alegrará en su corazón. Y tú le hablarás, y pondrás las palabras en su boca; y yo estaré con tu boca y con su boca y les enseñaré lo que habrán de hacer.  Además, él hablará por ti al pueblo; y él te servirá como boca y tú serás para él como D-os. (4:10-16)

De la lectura de esa división de funciones queda como que Moshé sabía que había que decir pero no podía por una cuestión funcional y Aharón, que estaba en un segundo plano iba a ser únicamente el vocero. Pero, vocero del vocero. D-os no hablaría con él sino con Moshé y éste transmitiría el mensaje a su hermano. Aquí leemos que Aharón es el levita, por lo que suponemos que aún todavía Moshé era el cohen o por lo menos esa era la función que ejercía. No se puede comprender por qué razón debería destacarse en el versículo citado que Aharón era leví, ya que por ser hermano de Moshé era más que obvio.

Pero, Aharón fracasa en el primer examen que debe presentar después de su nombramiento como supremo sacerdote, porque no puede resistirse a las presiones del pueblo que necesita y exige un dios alternativo, y les concede el becerro de oro:Cuando el pueblo vio que Moshé tardaba en bajar del monte, la gente se congregó alrededor de Aharón, y le dijeron: Levántate, haznos un dios que vaya delante de nosotros; en cuanto a este Moshé, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. Y Aharón les dijo: Quiten los pendientes de oro de las orejas de sus mujeres, de sus hijos y de sus hijas, y tráiganmelos. Entonces todo el pueblo se quitó los pendientes de oro que tenían en las orejas y los llevaron a Aharón. Y él los tomó de sus manos y les dio forma con buril, e hizo de ellos un becerro de fundición. Y ellos dijeron: Este es tu dios, Israel, que te ha sacado de la tierra de Egipto” (32:1-4). Así, con ese acto pierde la oportunidad de ser también el líder político. No tiene las cualidades para ello. Aharón debe servir al pueblo, estar junto a él, moverse dentro de él, oírlo, atenderlo, auxiliarlo, beber sus palabras, consolarlo. A veces hasta transigir para poder lograr la unión. Su identificación con la masa es tan fuerte que no tiene posibilidades de entender las consecuencias de su acción.

Han pasado los años, han pasado los siglos pero, parece que el papel que debe jugar la dirigencia judía debe seguir basándose en estas líneas aprendidas de nuestra parashá y de las siguientes. H' desea una separación entre quienes en su momento se dedicaban a los aspectos espirituales de quienes se brindaban para dirigir los destinos políticos y económicos de su pueblo y de sus comunidades. Ambos poderes no pueden quedar en manos de las mismas personas. Entre ellas deben dialogar, pero, no pueden ni deben mezclar sus funciones. Si ni Moshé ni Aharón, pudieron ocupar ambos puestos simultáneamente, nosotros que no llegamos ni al polvo que sus zapatos dejaban, debemos dejar de lado la omnipotencia y entender que cada uno debe dedicarse a lo que sabe y no aspirar a cruzar el límite de los dos mundos.

Y si ninguno de los dos logró hacer ingresar al pueblo judío a su tierra, significa que de alguna manera H' que los había elegido tomó la decisión de quitarles de la encomienda.

"Y H' dijo a Moshé y a Aharón: Porque ustedes no me creyeron a fin de tratarme como santo ante los ojos de los hijos de Israel, por tanto no conducirán a esta congregación a la tierra que les he dado" (Bemidbar 20:12).

También de ello tenemos mucho que aprender todavía, como por ejemplo, que el liderato no puede ni debe ser eterno.

Shabat shalom, desde Sión,
Rab. Yerahmiel Barylka

No hay comentarios.: