Parashat Masey 
Con alegría sacarán agua de las fuentes de la salvación
Rabino Yerahmiel Barylka
Nuestra parashá cierra el libro de Bemidbar. Están por terminar los relatos de las atribulaciones del pueblo de Israel en el desierto. ¿Qué nos trae la lectura de esta semana? - Una línea por la senda recorrida durante cuarenta años en el yermo -. Ese largo viaje llega a su fin. El pueblo está finalizando la transición de su estado de esclavitud a su nueva condición de la libertad nacional. Ya no dependen de otra nación y tienen frente a sí su tierra propia. Pero, con ella, toman el desafío de crear una sociedad basada en la justicia y el amor al "otro". Para precisar este cambio, la Torá nos cuenta que esa nueva sociedad será creada por aquellos que no habían pasado por la experiencia de la servidumbre. Los que salieron de Egipto, (excepto Iehoshua y Caleb, por supuesto) dejarán sus restos en el desierto. También Aharón. Igualmente, el mismo Moshé.
¿Por qué se puntualizan todas las partes del viaje? El Rab.Mordejay Alon en una de sus clases decía: "Si la Torá hubiera sido tan meticulosa y descriptiva con la mitzvá de guardar el Shabat como lo es con las peripecias en el desierto, nuestra vida sería más cómoda". 
Nuestros sabios discutieron este tema. Rashí, dice que ello tiene el objetivo de demostrarnos que pese a que el pueblo fuera condenado a permanecer en el desierto, durante no menos que en 38 años se movieron sólo diez veces, porque el Omnipresente se compadeció de ellos. (De allí, otros comentaristas agregan que no iban huyendo de nadie, que estaban protegidos, que podían asentarse sin que los molesten). Maimónides, (Guía de Perplejos 3:50) nos señala que la enumeración sirvió para quitar, por medio del relato histórico, las dudas que podríamos albergar sobre el relato del Éxodo y el deambular por el desierto, suponiendo que el pueblo estuvo siempre cerca de lugares con fuentes naturales de agua, o que el maná siempre caía en el mismo lugar (no necesitaban moverse para alimentarse). Najmánides, después de citar a ambos, llega a la conclusión que la respuesta no nos fue revelada, y lo que la Torá desea recalcarnos es que toda la larga expedición se hizo "al pi H'" –obedeciendo la palabra divina. Sforno, nos enseña que el minucioso relato sirve para que comprendamos el mérito del pueblo que siguió a H' a lo largo de todo el desierto, como nos dice Irmiahu 2:2: "De ti recuerdo el cariño de tu juventud, Tu amor de novia, De cuando me seguías en el desierto, por tierra no sembrada". Sforno ve los ensayos y los atribulaciones del árido desierto como expresiones del comportamiento meritorio de parte de hijos de Israel; hace frente a las desgracias y a las adversidades y por lo tanto "los hace merecedores de ingresar a Eretz Israel." 
Sin duda que el viaje largo y el deambular sin fin sirvieron para purificar la nación de las impurezas de Egipto. Necesitaban hacer el corte. Lo hicieron. 
Rabí Najman de Breslav explica, en sus palabras, la función de los viajes. Él ve una conexión entre dos versículos de contextos diferentes: "Estos son los viajes de los hijos de Israel" y "éstos son sus dioses, Israel" (que aparece en el pecado del becerro de oro). La trasgresión causó inestabilidad e imposibilitó continuar en la trayectoria recta; llegó a ser necesario vagar en el yermo para volver a la condición anterior, para reparar la conducta. "Estos son los viajes de los hijos de Israel" sirven para lograr la expiación de lo que sucedió con el versículo parecido de "éstos son sus dioses, Israel" - para la idolatría. Los viajes son los medios de sacudir de todo el pueblo el remanente de la idolatría. Rabí Najman detalla el proceso: la idolatría del becerro de oro despierta la cólera de H' y crea inestabilidad que conduce a los sufrimientos del viaje; la clemencia de H' se despierta posteriormente, y, alternadamente estimula una medida igual de compasión entre los hijos de Israel.
En nuestros días, utilitarios, cuando se habla de fútbol, importa el resultado, máxime quien hizo los goles. Sólo los expertos se detienen a ver la película de los largos 90 minutos del partido una y otra vez. Sólo muy pocos comentan aquellas acciones que no condujeron al área enemigo, y mucho menos comentan los errores de los jugadores. Sus nombres son olvidados al igual que sus acciones. Los directores técnicos cambian con gran velocidad y la platea siempre está insatisfecha. Pero, ese no es el camino de nuestra parashá.
Del relato de los viajes podemos aprender algo más sobre nosotros mismos y sobre la forma de cumplir los mandamientos. Como cuando exploramos con la familia algún espacio nuevo durante vacaciones particularmente hermosas. Volvemos a las zonas y a las anécdotas más pequeñas, una y otra vez. Descubrimos detalles que las personas que residen en esos lugares no ven en 40 años. No nos olvidamos del rostro del frutero que no comprendía que deseábamos comprar una fruta cuyo nombre en el idioma del lugar ignorábamos o del vehículo que tomamos por error y que nos llevó en sentido contrario al que nos habíamos propuesto. 
En la halajá judía el recorrido es casi tan importante como el objetivo final. La inversión más que su fruto. El esfuerzo más que el logro. Para nosotros, la acción humana está en el centro del interés. Cada paso. Cada movimiento. Cada palabra, tienen importancia. Cada detalle. Obviamente en forma equilibrada, ya que esa manera de comportamiento no justificaría la comisión de faltas a la norma que sin embargo se hicieron con la mejor de las intenciones, aún en el caso que todos los pasos previos hubieran sido correctos pero el resultado no llegara a ser el apetecido.
Pero, hay más explicaciones. De la profecía de Ieshayahu que nos dice en 35:1 "Se alegrarán el desierto y el sequedal; se regocijará el desierto y florecerá como el azafrán. Florecerá y se regocijará: ¡gritará de alegría! Se le dará la gloria del Líbano, y el esplendor del Carmel y de Sharón. Ellos verán la gloria de H', el esplendor de nuestro D-os". Ese será el premio por su acción. Sale la explicación que -esos lugares geográficos que nadie sabe a ciencia cierta dónde se encuentran y qué suceso trascendente ocurrió en ellos, merecen aparecer con todas las letras en el texto bíblico, simplemente porque recibieron en su seno al pueblo judío y nada sucedió allí. No lo persiguieron ni lo hambrearon, no lo vulneraron ni lo saquearon. Lo recibieron tal como se debe recibir a cualquier ser o grupo humano-. Esta explicación parece más que extraña. Como que quien la brindó pensaba que recibir a otro pueblo sin perseguirlo es una acción extraordinaria y fuera de lo común. Lamentablemente en la historia, quien así lo planteó sabía lo que escribía. A ningún otro pensador de ninguna nación sobre la faz de la tierra se le hubiera ocurrido dar esta explicación. Nadie hace favores al otro cuando lo recibe en su seno, excepto cuando se trataba de judíos. Por ello, quizás hayamos desarrollado un ojo avizor ante las injusticias y cuando otras naciones rechazan de su seno a los inmigrantes, nos indignamos y salimos a su defensa. 
Pero, aún hay más. En el futuro, los desiertos serán vergeles poblados y los poblados desiertos, como que el mundo todo dará vuelta. Dice el profeta Malaji (1:3) «Yo los he amado», dice H'. «"¿Y cómo nos has amado?", replican ustedes.» ¿No era Esav hermano de Iaacov? Sin embargo, amé a Iaacov pero aborrecí a Esav, y convertí sus montañas en desolación y entregué su heredad a los chacales del desierto.» y dice Isaías, (41:17-'20) »Los pobres y los necesitados buscan agua, pero no la encuentran; la sed les ha resecado la lengua. Pero yo, H', les responderé; yo, el D-os de Israel, no los abandonaré. Haré brotar ríos en las áridas cumbres, y manantiales entre los valles. Transformaré el desierto en estanques de agua, y el sequío en manantiales. Plantaré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos; en áridas tierras plantaré cipreses, junto con pinos y abetos, para que la gente vea y sepa, y considere y entienda, que la mano de H' ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado". En otras palabras, depende de H' pero depende también de nosotros. Con sus acciones pueden convertir el desierto en huerto y al vergel en desierto. Depende de cómo actúen los hombres respecto a D-os, y la naturaleza. También con nuestras acciones podemos convertir nuestro desierto privado, el de nuestro corazón, en oasis. O apagar irremediablemente su luz.
Si nos trajeron a un lugar es para cumplir con la misión de transformarlo en algo positivo. Nada hay peor que el desierto, pero, se puede con él.
Y cuando se pueda, cantaremos junto a Ieshayahu 12: 1-4 "En aquel día tú dirás: «H', yo te alabaré aunque te hayas enojado conmigo. Tu ira se ha calmado, y me has dado consuelo. ¡D-os es mi salvación! Confiaré en él y no temeré. H' es mi fuerza, H' es mi canción; ¡él es mi salvación!» Con alegría sacarán ustedes agua de las fuentes de la salvación. En aquel día se dirá: «Alaben a H', invoquen su nombre; den a conocer entre los pueblos sus obras; proclamen la grandeza de su nombre". 
Y, con ese canto, ingresarán a Israel. 
Shabat Shalom, desde Sión,
Rab. Yerahmiel Barylka
 
 
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