31 de mayo de 2009

La mishná del Keren Kayemet

Keren Kayemet

Orígenes del nombre de una institución más que centenaria

Rabino Yerahmiel Barylka (Israel)

Cuando una nación festeja los sesenta años del renacimiento de su Estado después de 2000 años de haber sido borrado de la geografía mundial, muchas son las maneras en las que se puede analizar el fenómeno.

Pero, después de ese tiempo, el análisis nos debe llevar a ampliar el espectro y a no conformarnos con las explicaciones políticas, sociológicas o militares.

Hay un área de valores que muchas veces es postergado, y en estas líneas deseo referirme, a si no más sea muy limitadamente, a su comentario. Lo haré a partir de la  primera mishná del Tratado Peá del Talmud Babilónico que se incorporó como unidad a las oraciones matinales. Ese texto de pocas líneas y de fácil lectura, resume en pocos renglones, no sólo algunas de las más importantes normas que los judíos deben cumplir en su tierra, sino, toda una filosofía.

Y, así nos dice, en palabras de nuestra época, esta mishná, a la que agregamos el fragmento ya incorporado de Shabat 127 a: "Estos  son los conceptos que no tienen cantidades fijadas: peá –las mieses al borde de los campos sembrados- que deben dejarse sin segar, para que los aprovechen los pobres y los forasteros, tal como nos dice la Torá en Vaikrá 19:9: »Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no sieguen hasta el último rincón de sus campos ni recojan todas las espigas que allí queden",  y en 23:22 »Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no sieguen hasta el último rincón del campo ni recojan todas las espigas que queden de la mies. Déjenlas para los indigentes y los foráneos. Yo soy H' su D-os.». La mishná continúa enumerando a "los primeros frutos que deben entregarse a los cohanim del Templo", tal como leemos en Shemot 23:19 y en Devarim 26:17 »Llevarás a la casa de H' tu D-os lo mejor de tus primicias» y »cuando hayas entrado en la tierra que H' tu D-os te da como herencia, y tomes posesión de ella y te establezcas allí, tomarás de las primicias de todo lo que produzca la tierra que H' tu D-os te da, y las pondrás en una canasta».  Las oblaciones de las tres peregrinaciones anuales, prescritas en Shemot 23:17 »Tres veces al año todo varón se presentará ante mí, su Señor  y D-os».  La mishná también trata de la -gmilut jasadim- término que puede con mucha precaución traducirse como beneficencia, caridad y altruismo, la asistencia mutua, las buenas acciones, y  la ayuda física a los necesitados, aunque ninguna de esas acepciones puede abarcarla y el  estudio de la Torá. Luego continúa diciéndonos que por lo siguiente, la persona obtiene los frutos en este mundo, quedándole el Keren Kayemet –el fondo capital- el valor propio, del que recoge los frutos e intereses en este mundo, para el mundo futuro-: como »honrar al padre y a la madre» como nos ordena el quinto mandamiento, que aparece en Shemot 20:12 y en Devarim 5:16. Practicar la beneficencia, levantarse a hora temprana de la mañana y por la noche y concurrir a las casa de estudio, ser anfitrión hospitalario,  visitar y asistir a los enfermos, ayudar a los esponsales de las parejas, rendir honras finales a los muertos, orar con devoción y concertar la paz entre las personas y sus prójimos. Pero el merito de estudir Tora aventaja a todos los otros». Hasta aquí el texto del estudio que se hizo plegaria.  

No por casualidad los fundadores del Keren Kayemet decidieron hace ya más de cien años, elegir el nombre de la institución de ese texto. Las palabras les eran familiares a los participantes del Congreso Sionista, y les traían reminiscencias que pudieron proyectar hacia el futuro.

En sus mentes tenían el proyecto nacional. El Keren Kayemet, creado para la adquisición de las tierras que luego podrían servir de vivienda para los inmigrantes que regresarían a la tierra de sus ancestros, debía resumir en sí todos los valores que iban a hacer posibles la reconstrucción nacional.

Cuando hacemos un balance del tan breve período histórico de 60 años en la totalidad de los miles de años del pueblo judío, la mishná del Keren Kayemet nos puede servir de parámetro.

Cuando nos enfrentamos a la progresiva degradación de la conducta cívica y moral en los países en desarrollo, y en algunos sectores de la sociedad israelí, tenemos razones para refrendar las normas y los valores del Keren Kayemet y no solamente para el mundo venidero.

No debemos esperar que se produzcan actos de vandalismo o incivismo públicos, por el cariz que han ido tomando las cosas en las escuelas, donde se supone que la disciplina, el respeto a la autoridad del maestro y la buena conducta debían haber hallado allí su morada natural. O, por extensión, en lo que sucede, como en simple muestra, en otros marcos semejantes, como hospitales o dispensarios, donde es inconcebible que un paciente la emprenda a golpes con su médico.

Cuando hablamos del papel que juega el Keren Kayemet en estos días y afirmamos sin temor a equivocarnos que es la última tribuna del Sionismo Práctico, debemos incluir en ese proceso la enseñanza transversal del ésta mishná en varias asignaturas, para lograr los resultados apetecidos y afirmar que todo el esfuerzo que se hace para obtener los progresos que Israel ha logrado y que tanto orgullo nos dan, se inscriban en la Constitución de las actitudes positivas que ayuden a la convivencia y a la solidaridad.

Con la ayuda del Todopoderoso, la Roca de Israel y su Redentor, podremos regresando al Keren Kayemet, en la concepción de la mishná y en el espíritu y la obra de la Institución, festejar la llegada de Mashiaj, para seguir festejando aniversarios gloriosos de Medinat Israel para orgullo de todos.

Rab. Yerahmiel Barylka

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